El pasado verano pudimos ver imágenes impactantes en el sector aéreo. Miles de maletas apiladas en aeropuertos europeos, largas colas en los controles de seguridad o un gran número de pasajeros afectados por retrasos o cancelaciones. La recuperación tras la pandemia y el incremento de la demanda provocaron un caos para el que ni aeropuertos, ni operadores aéreos ni autoridades aeronáuticas estaban adecuadamente preparados.

Sin embargo, un año después, parece que no se han hecho los deberes y que la historia puede repetirse este verano. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) ha lanzado un boletín de seguridad en el que se alerta de los riesgos asociados a este aumento de vuelos en el periodo estival.

Y es que detrás de imágenes sorprendentes, pueden esconderse graves problemas de seguridad. En el caso de los pilotos, siguiendo las recomendaciones que plantea EASA, es necesario que las programaciones de vuelo de las tripulaciones planificadas por las aerolíneas tengan en consideración el aumento de la proporción de retrasos y cancelaciones para evitar que se excedan los límites máximos de actividad de los pilotos como medida de prevención de la fatiga de los tripulantes.

En este sentido, EASA recuerda también que la discrecionalidad del Comandante para la extensión de la actividad de las tripulaciones debe evitarse y ser una medida excepcional, tal y como indica la Autoridad Europea.

Para el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC) es fundamental que desde las aerolíneas se refuercen sus sistemas de gestión de la seguridad a través de un adecuado análisis de riesgos y que se fomente la cultura del reporte por parte de las tripulaciones de cualquier incidente de seguridad para tomar medidas preventivas, especialmente en sucesos que se prevé que se incrementen este verano como los originados por pasajeros conflictivos a bordo.

Así mismo, desde el COPAC consideramos fundamental el papel supervisor de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), la autoridad aeronáutica nacional, para que los operadores implementen de forma efectiva las recomendaciones de la autoridad europea para promover una cultura positiva de seguridad.

Hay que recordar que la presión operacional de este periodo estival no puede tener un impacto negativo en la cultura de seguridad de las organizaciones. Además, es preciso adecuar la capacidad operativa a los recursos humanos y técnicos disponibles para garantizar en todo momento los más altos estándares de seguridad y el respeto a los derechos de los pasajeros como usuarios del transporte aéreos.