Nuestro país cuenta con una singularidad en la protección de los ciudadanos. Se trata de los colegios profesionales, organismos de representación de las distintas profesiones que tienen entre sus funciones defender los derechos de los consumidores y usuarios en los servicios que prestan con su trabajo.
Para ejercer algunas profesiones, normalmente aquellas directamente vinculadas a la salud y seguridad de las personas, la colegiación es obligatoria en España. Es el caso de los médicos o los abogados, por ejemplo, y también de los pilotos, ya que es indiscutible la enorme responsabilidad de nuestro trabajo.

¿Qué significa esto?
Para los ciudadanos, es una garantía de que el servicio que prestamos con nuestro trabajo, se va a regir desde las buenas prácticas profesionales y cumpliendo un código ético y deontológico. Esto implica también que cualquier persona puede acudir a nosotros si considera que una actuación profesional ha vulnerado sus derechos o ante cualquier duda o consulta sobre el trabajo del piloto.
Para los pilotos, implica contar con un organismo de representación legalmente legitimado ante la Administración, otras instituciones, los tribunales y la sociedad para tratar cuestiones profesionales y participar en los procesos legislativos que puedan afectar a la formación, el desarrollo profesional o cualquier otro asunto de su ámbito de competencia. Además, el colegio da soporte y asesoramiento técnico y jurídico a los colegiados ante cualquier asunto profesional.
Uno de los grandes patrimonios de todos los colegios profesionales es el de velar por el correcto desarrollo profesional como garantes de la ética y deontología. Por supuesto, los pilotos contamos con nuestro código ético y deontológico en el que se recoge nuestro compromiso con la sociedad en la gestión segura y eficiente de las operaciones aéreas.
Los colegios son, por tanto, un mecanismo de protección de los ciudadanos que, desde su visión de expertos, contribuyen a que profesiones de gran responsabilidad, como la de los pilotos, trabajen hacia la excelencia que el servicio público que prestan exige.