La probabilidad de contagio de coronavirus en un avión es muy baja. Así lo indica el análisis de algunos datos que han hecho públicos en los últimos días diversas fuentes del sector aéreo. Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) desde principios de este año se han registrado 44 casos (confirmados, probables y potenciales) asociados a un viaje en avión entre unos 1.200 millones de pasajeros, lo que implica un caso por cada 27 millones de personas.
Por otro lado, los fabricantes Airbus, Boeing y Embraer han publicado sus propios estudios basados en el análisis de las condiciones de ventilación y los flujos de aire en cabina, en los que coinciden en esa baja probabilidad de contagio. Los filtros HEPA han mostrado una eficacia del 99,9% para la eliminación de virus y bacterias, la renovación del aire cada dos o tres minutos, los flujos de aire hacia abajo o la disposición de los asientos sin reclinar haciendo de barrera física son otros aspectos que contribuyen a una baja transmisión.
A pesar de todas estas evidencias, el transporte aéreo continuará extremando la precaución en todas las fases del viaje en avión. Para volver a contar con la confianza de los pasajeros e impulsar una progresiva recuperación de las operaciones es preciso el establecimiento de corredores sanitarios aéreos que se fundamentan en la seguridad de tres aspectos críticos: aeropuertos, operaciones aéreas y tripulaciones/pasajeros.

Las medidas preventivas, como indica este gráfico, abarcan desde la llegada al aeropuerto de origen al de destino y pasan por la limpieza y desinfección, la distancia social o el uso de mascarilla en todas las fases del viaje. Todavía existen muchas incógnitas acerca del virus Sars CoV-2, por lo que todas las precauciones continúan siendo necesarias. Sin embargo, la experiencia hasta la fecha nos indica que fundamentalmente dos factores hacen del avión uno de los modos de desplazamiento más seguros frente a la COVID-19: las características del diseño de las aeronaves y sus sistemas de ventilación y el uso de mascarilla durante el vuelo. La aviación, una industria acostumbrada a revisar de forma permanente sus procedimientos, continuará implementando todas las medidas necesarias para minimizar cualquier riesgo de contagio a bordo de las aeronaves.