No sorprendemos a nadie si afirmamos que una de las mayores preocupaciones a nivel europeo son las relaciones entre la Unión Europea y Reino Unido tras la aplicación del Brexit. Aunque ayer mismo se llegó a un principio de acuerdo, la incertidumbre ante el futuro que se presenta afecta a diferentes ámbitos. Uno de ellos es el sector aéreo.
Recientemente IATA ha presentado un estudio analizando las consecuencias que puede tener para las compañías aéreas que vuelan desde y hacia Reino Unido. Se estudia su impacto desde una perspectiva económica para las aerolíneas, los derechos de los pasajeros o el marco legal de las operaciones y la seguridad aérea, entre otros aspectos.
IATA solicita que Reino Unido continúe siendo miembro de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y que se negocien aspectos técnicos sobre su futura relación para el reconocimiento de licencias o estándares de seguridad. Sin la existencia de un acuerdo con un nivel equivalente al actual, se podrían ver afectadas tanto las licencias de pilotos o tripulantes de cabina, como la certificación de aerolíneas, simuladores o componentes de aeronaves cuyos requisitos se modificarían respecto al resto de la UE.
La Asociación ha solicitado a Reino Unido y a la Unión Europea que se establezca un plan de contingencias de forma urgente ante la opción de que se produzca un “Brexit sin acuerdo”. Ha destacado que es necesario mantener la certidumbre para garantizar tres aspectos clave: la continuidad de la conectividad aérea, un marco regulatorio para la seguridad así como políticas y procesos necesarios para una gestión eficiente de las fronteras.
Obviamente, nuestro país es uno de los más afectados y algunos datos lo pueden constatar. Según los datos de la Office for National Statistics, España es el primer destino de los británicos cuando viajan al extranjero. De acuerdo con las cifras de Frontur del Instituto Nacional de Estadística en 2017 visitaron España 18,8 millones de turistas británicos, lo que supone un 23% del total, representando nuestro principal mercado emisor.
El informe especifica que en el peor de los escenarios, siempre que no haya un acuerdo con la Unión Europea y tengan que negociarse acuerdos bilaterales con cada país -como ocurre actualmente con Rusia-, sólo se mantendrían el 5% de los vuelos semanales que ahora mismo operan entre España y Reino Unido. O lo que es lo mismo, podrían perderse un 95% de las frecuencias actuales. Además, la incertidumbre en compañías españolas que pertenecen al grupo británico IAG parece aumentar.
El informe, que puede consultarse aquí, estudia diversos aspectos teniendo en cuenta varios escenarios. En cualquier caso, esperamos que el acuerdo sea el más idóneo para preservar la seguridad de las operaciones aéreas y los derechos de los pasajeros.
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