El consumo de alcohol por parte de los pasajeros durante los vuelos es cada vez más una fuente de problemas y un motivo de preocupación para las compañías aéreas.
Para algunos viajeros, la diversión asociada a su periodo vacacional comienza en el mismo aeropuerto, donde no hay límite en el consumo de bebidas alcohólicas. Más allá de la libertad individual de cada persona, parece necesario recordar que un comportamiento inadecuado a bordo de un avión comercial puede afectar a la seguridad del vuelo, además de molestar al resto del pasaje.
El aumento de episodios protagonizados por pasajeros conflictivos es una realidad, y en muchas ocasiones el alcohol está detrás de estos sucesos. La compañía Ryanair ha decidido recientemente poner en marcha una campaña para evitar el consumo excesivo de alcohol en sus vuelos y ha solicitado la implicación de la autoridad británica y de los aeropuertos. Esta iniciativa está alineada con la solicitud reciente del Govern de Baleares para limitar el consumo de alcohol en aviones y aeropuertos.
El Comandante es la máxima autoridad de un vuelo y si considera que un pasajero puede poner en riesgo la seguridad, puede desviarse de su ruta o volver al aeropuerto de origen, con las consecuencias administrativas y penales que puede tener para ese pasajero conflictivo.
Toda la tripulación trabaja para que el vuelo sea seguro y cómodo y de igual forma todos los pasajeros deben respetar unas normas de comportamiento y seguridad. Un avión comercial no es una discoteca ni el espacio adecuado para el desenfreno.