Airbus tendrá que cambiar los sensores de un gran número de sus aviones por mandato de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA). Este organismo publicó el pasado 15 de abril dos propuestas que se convertirán en una directiva de obligado cumplimiento por la que se tendrán que reemplazar las sondas de varios modelos de avión en un plazo de entre 6 y 21 meses. Nos gustaría hoy aclarar exactamente cuál es la función de estos dispositivos y los problemas que se han detectado en ellos.
Estos sensores miden el ángulo que existe entre la trayectoria de la aeronave en el aire y la posición del morro del avión. Si ese ángulo aumenta, por ejemplo en el caso de baja velocidad, puede provocar la pérdida de la sustentación del avión. Es lo que se denomina “entrar en pérdida”. Para evitarlo, los sensores poseen unos sistemas de protección que corrigen de forma automática la posición del morro de la aeronave imponiéndose a la autoridad del piloto sobre los mandos. La tripulación solo puede volver a tomar el control desactivando dos computadores de a bordo.
Lo que inicialmente es un sistema de protección puede suponer un grave riesgo si esos sensores proporcionan información errónea a los sistemas del avión. Es lo que sucedió en noviembre en un vuelo de un A321 de Germanwings entre Bilbao y Munich que comenzó a descender al recibir datos falsos. Como se puede ver en el informe preliminar del suceso, el trabajo de monitorización de los pilotos y su rápida actuación permitió parar el descenso y recuperar el control del avión. Este incidente generó en diciembre otra directiva de aeronavegabilidad que obligaba a informar a las tripulaciones del procedimiento a seguir para desactivar las protecciones.
Las consecuencias de este incidente ponen de manifiesto la importancia del factor humano en la gestión de las operaciones aéreas. El piloto, como última barrera de seguridad en un vuelo, debe tener en última instancia el control del avión. Los automatismos son en principio una gran ayuda, pero también implican riesgos. A mayor automatización de las cabinas, mayor es la necesidad de formación de las tripulaciones de acuerdo a dichos automatismos. La seguridad de los pasajeros pasa por reforzar todas las barreras de seguridad ya sean tecnológicas, normativas o formativas.
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