Podríamos comenzar esta publicación señalando que ayer “se celebró” el Día Nacional del Trasplante. Sin embargo, queremos matizar que “celebramos” el Día Nacional del Trasplante ya que para los pilotos es un honor ser parte de la cadena de profesionales que contribuyen a que los denominados vuelos hospital se hagan posibles. También porque debe ser motivo de orgullo para la sociedad que nuestro país siga a la cabeza en donación y trasplantes.
Las cifras de 2018 de la Organización Nacional de Trasplantes son espectaculares. Solo ese año se realizaron 5318 trasplantes, lo que sitúa a España en líder mundial en donación y trasplantes durante 27 años consecutivos. Esto supone 6 donantes y 14,6 trasplantes diarios, con una tasa de 48 donantes por millón de población.
La generosidad de las donaciones y el fabuloso trabajo de los profesionales sanitarios es la médula espinal de estas estadísticas. Pero muchos otros profesionales contribuyen a que un trasplante consiga realizarse con éxito. La aviación juega en muchas ocasiones un importante papel gracias a uno de sus factores diferenciales: la rapidez. Transportar un órgano grandes distancias de forma rápida y segura puede marcar la diferencia.
Los orígenes del transporte de órganos por vía aérea en España hay que buscarlos en la aviación militar. Cuando comenzaron a realizarse trasplantes en nuestro país se limitaban al propio hospital o a la misma ciudad. Se planteó la necesidad de qué hacer si el donante estaba en otra ciudad. El hospital Puerta de Hierro alcanzó un acuerdo con el Ejército del Aire, que disponía de un grupo de pilotos que operaban los aviones Mystère dedicados al desplazamiento de altos cargos y misiones similares. Fueron los primeros en realizar esta labor y también en formar al personal de la ONT en cuestiones aeronáuticas. Esas primeras colaboraciones permitieron posteriormente profesionalizar y coordinar los traslados por esta vía.
Sólo el año pasado en el aeropuerto de Madrid-Barajas se realizaron 398 operativos aéreos según datos de la ONT. Son posibles gracias a los protocolos que se establecen en cada aeropuerto que a veces incluso deben prolongar su horario de actividad. Estos vuelos pueden realizarse con compañías especializadas pero también se recurre a vuelos regulares de las compañías comerciales.
En estos casos los órganos son cuidadosamente transportados. Se trasladan correctamente sellados e identificados y van en la cabina del avión custodiados por la tripulación del vuelo, que será la encargada de entregarlos al personal sanitario. Así se garantiza en todo momento la custodia del órgano en las máximas condiciones de seguridad.
En los últimos 5 años ha aumentado un 37% la tasa de donación. Es el mayor incremento de su historia. Las buenas cifras son un logro común pero exigen también un compromiso de todos para continuar superando metas y lograr el más preciado de los objetivos, el de dar vida.