La Oficina de Investigación de Accidentes de Aviación Civil francesa (BEA) hizo público el pasado viernes el informe final del accidente del avión operado por la compañía Swiftair que tuvo lugar el 24 de julio de 2014 en Mali. En el siniestro fallecieron los 110 pasajeros y los 6 miembros de la tripulación, de nacionalidad era española. Tanto el comandante como la copiloto contaban con amplia experiencia, cerca de trece mil y siete mil horas de vuelo respectivamente.
El informe apunta al descenso de la velocidad de la aeronave debido a la obstrucción de los sensores de presión situados en los motores causada, probablemente, por cristales de hielo. Esto provocó que el piloto automático incrementase progresivamente el ángulo de ataque para mantener la altitud hasta que la aeronave entró en pérdida. Indica la BEA que la tripulación no activó los sistemas antihielo, respondió tarde frente al descenso de la velocidad del avión y los valores erróneos que el piloto automático estaba recibiendo por la congelación de las sondas y no reaccionó a los avisos de la entrada en pérdida, posiblemente por la carga de trabajo en cabina por una meteorología complicada y por las dificultades en las comunicaciones con los servicios de tránsito aéreo que experimentaban. La ausencia de las conversaciones de cabina de los pilotos por el deterioro del contenido de las cajas negras hace imposible conocer con exactitud su comportamiento.
Resulta frustrante revisar las recomendaciones de la BEA, entre las que se incluyen las realizadas en análisis de accidentes e incidentes anteriores:
- Incidente grave de un MD82 operado por Spirit Airlines (4 de junio de 2002) en Estados Unidos sin víctimas.
- Accidente de un MD82 de West Caribbean Ariways (16 de agosto de 2005) en Venezuela con 160 víctimas.
- Accidente de un A330 operado por Air France (1 de junio de 2009) en la ruta Río de Janeiro-París, uno de los accidentes aéreos recientes más graves con 228 fallecidos.
Dichos informes contienen recomendaciones que inciden en la necesidad de incluir en los requisitos de entrenamiento de las tripulaciones la recuperación de aeronaves ante la entrada en pérdida en crucero, para identificar situaciones como esta y reaccionar de manera adecuada. También se recomienda incluir sistemas que alerten a los pilotos de la obstrucción de las sondas causadas por engelamiento. En el último de los casos se hace referencia también a la mejora en la localización de aeronaves y rescate en áreas remotas, aspecto este que falló también en el accidente de Swiftair.
Este accidente pone de manifiesto la importancia de las recomendaciones y su aplicación para prevenir siniestros. Que se sucedan incidentes y accidentes con factores contribuyentes similares indica que, a pesar de sus catastróficas consecuencias, no se está haciendo lo suficiente en materia de seguridad. Una decepcionante moraleja.