El pasado 11 de enero la tripulación del Helimer 401 salvaba la vida de once personas en el mar tras el hundimiento del pesquero Novo Jundiña a 50 millas de la costa de A Coruña. Una operación muy compleja, nocturna y con una meteorología complicada. La tripulación de Salvamento Marítimo compuesta por José Julián García Abad, Javier Peñalba Moldes, Manuel García Iglesias, Orlando Iglesias García e Isaac Solares Saiz lo logró, no sin dificultades.
A punto de izar a los dos últimos náufragos al helicóptero, uno de los rescatadores fue arrastrado por un golpe de mar. Tras minutos de búsqueda, la tripulación del helicóptero de Salvamento puso a salvo a los marineros y consiguió localizar a su compañero. Ayer recibieron la medalla de la orden del mérito civil de la mano de los ministros de Fomento y de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
Recordando la historia de la tripulación del Helimer 401 se nos vienen a la cabeza dos palabras. La primera es decisión. “Fue la decisión más difícil de mi vida: rescatar a los dos marineros o buscar a mi compañero” declaró a los medios el comandante del vuelo. La función del comandante de cualquier vuelo es esa, tomar decisiones. Volar es una toma continua de decisiones, a veces tan complejas como esta. Desde luego, fue acertada. Para la toma de decisiones es fundamental el conocimiento, el criterio profesional y la independencia.
La segunda palabra es formación. Formación de toda una tripulación para actuar de forma coordinada en una situación crítica para salvar la vida de once personas. Formación, para aplicar protocolos de emergencia para ser localizado en la inmensidad del Atlántico a pesar de la violencia del mar. Formación, para gestionar de forma adecuada la presión y continuar con la búsqueda de un compañero desde el helicóptero.
El rescate del Novo Jundiña no fue un acto heroico. Es la muestra del trabajo que cada día realizan los profesionales de Salvamento Marítimo en nuestras costas. Un trabajo bien hecho que no es fruto de la casualidad. La labor que realizan es imprescindible para la sociedad. Su profesionalidad también lo es. El mejor reconocimiento para todos los profesionales es dotarles de las herramientas para cumplir su función con la máxima seguridad: formación e independencia para la toma de decisiones. Nuestra más sincera felicitación para ellos y para todas las tripulaciones que cada día cumplen con su trabajo con esfuerzo, tenacidad y profesionalidad.

La tripulación del Helimer 401 recibiendo su condecoración