El sorprendente desarrollo de la aviación se ha debido, en buena medida, a la incansable labor de inventores y científicos que dedicaron su vida a la investigación. Una de las mentes más brillantes de nuestra ciencia es la de Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), un referente a nivel internacional.
En el campo de la aviación, Torres Quevedo resolvió el problema completo de la navegación aérea mediante dirigibles. Patentó en 1902 el diseño de una aeronave (que mejoró después) que eliminaba los inconvenientes de los dos modelos anteriores, los rígidos de Zeppelin y los flexibles, mejorando su seguridad. Además, concibió toda la infraestructura necesaria para la navegación aérea.
2016 es su año, el año Torres Quevedo. Se conmemoran cien años de la puesta en marcha del Spanish Aerocar, el primer teleférico para pasajeros de Norteamérica, construido sobre el río Niágara. Fue una gran obra de ingeniería española que todavía hoy continúa en funcionamiento. Torres Quevedo había construido años antes, en 1907, el primer transbordador para el transporte de personas en el Monte Ulía.
Precisamente esta semana se ha inaugurado en Madrid una exposición dedicada a este ingeniero en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid. Os animamos a visitarla hasta el 6 de mayo, de 9 a 20 horas de lunes a viernes y de 9 a 12 horas los sábados. Es aquí donde se encuentra el Museo Torres Quevedo que alberga una colección de máquinas e instrumentos pertenecientes al ingeniero.
Si os interesa conocer más de este apasionante inventor, os invitamos a escuchar este espacio de Radio 5 del programa Por todo lo alto en el que se repasan algunas de sus aportaciones científicas de la mano del profesor de la Universidad Complutense Francisco González Redondo. Echar la vista atrás para aprender de las grandes figuras es, sin duda, la mejor manera de encarar el futuro de nuestra ciencia.