Hace seis años se produjo uno de los accidentes aéreos más graves de la historia reciente de nuestro país. El vuelo Jk5022 de Spanair con destino Las Palmas de Gran Canaria se estrellaba en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas cuando apenas había despegado, dejando 154 fallecidos y 18 supervivientes.
Aquella tragedia dio origen a la Asociación de Afectados del vuelo JK5022, que en estos seis años ha desarrollado una intensa labor a nivel nacional e internacional para depurar responsabilidades sobre lo ocurrido y mejorar la seguridad aérea.
La Asociación presentó una demanda ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo para que la tragedia no quede impune, tras el cierre de la causa penal, y también acudió a Bruselas para presentar ante el Parlamento Europeo las más de 14.000 firmas que reclamaban la reapertura de la investigación técnica del accidente.
Su lucha les ha llevado a ser un referente en la Organización de Aviación Civil Internacional en cuanto a la asistencia que deben recibir las víctimas de un accidente aéreo y sus familiares. Sus aportaciones, basadas en su propia experiencia, han sido fundamentales también en el desarrollo del Real Decreto de atención a Víctimas y Familiares de accidentes aéreos, aprobado en 2013.
Otro de sus objetivos prioritarios es lograr mejoras en materia de seguridad aérea. El accidente puso de manifiesto la existencia de malas prácticas en el sector aéreo que sólo con una supervisión e inspección efectiva pueden corregirse. La Asociación, al igual que los profesionales del sector, reclaman acciones decididas por parte de la autoridad aeronáutica para que se cumplan y respeten los procedimientos que refuerzan la seguridad de los pasajeros.
Seis años después de aquel trágico accidente, el recuerdo de las víctimas sigue muy presente. La mejor manera de honrar su memoria pasa por implementar las medidas necesarias para corregir las deficiencias que se pusieron de manifiesto aquel 20 de agosto de 2008.