Cuando abordamos el inicio de la campaña de extinción de incendios hay dos palabras grabadas en la mente de todos los profesionales que se dedican a esta actividad: seguridad y prevención.
Los pilotos dedicados a las operaciones de extinción de incendios realizan una labor que exige un gran nivel de especialización. Las condiciones ambientales, como la baja visibilidad o las operaciones próximas al terreno y con numerosas aeronaves en un espacio aéreo reducido, exigen mucha destreza y atención y añaden presión a su actividad. Pero desarrollar una actividad que entraña cierto nivel de riesgo no implica que ésta sea insegura. Nunca se deben asumir riesgos innecesarios. Precisamente sobre este asunto se ha tratado en las jornadas que la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha organizado sobre seguridad operacional en extinción de incendios, en colaboración con AECA & Helicópteros, COPAC y SEPLA.
Existen distintas barreras para mitigar ese riesgo, como la formación previa a la campaña que permita refrescar y reforzar conocimientos y habilidades que aporten más garantías a las operaciones, o la regulación de la actividad, una demanda de los profesionales ante el elevado nivel de siniestralidad de esta actividad. Lamentablemente, la campaña de este año tampoco de desarrollará bajo los parámetros de un Real Decreto sobre el que se viene trabajando desde hace casi tres años y que se encuentra en proceso de aprobación.
Pero los incendios forestales no son sólo un asunto de los profesionales que los combaten, sino que afectan a toda la sociedad. Hace unos días asistimos a una jornada técnica organizada por el programa Batefuegos de la Asociación para la Promoción de Actividades Socioculturales. Expertos del ámbito de la comunicación y de este sector debatieron sobre el conocimiento que la sociedad tiene de los incendios. En las conclusiones constatamos luces y sombras. Entre las luces destaca que los ciudadanos valoran positivamente la labor de todos los profesionales que se encargan de la lucha contra el fuego. Por el contrario, comprobamos también que el conocimiento que poseen de los incendios y sus consecuencias no siempre se acerca a la realidad o se basa en ideas preconcebidas y estereotipos. Es preciso seguir trabajando en la labor de sensibilización sobre prevención y sobre el compromiso que todos los ciudadanos debemos asumir en este aspecto. La extinción de incendios de forma rápida y eficaz es función de los profesionales. Cuidar de nuestros montes y evitar que se produzcan es responsabilidad de todos.
Prevenir este tipo de incendios es muy difícil ya que no se puede estar vigilando cada parque o bosque. Muchas gracias por el post