En las últimas décadas, la tecnología aplicada a la aviación no tripulada ha experimentado importantes avances por lo que, próximamente, este tipo de aeronaves llevarán a cabo operaciones en el ámbito de la aviación civil que hasta ahora han realizado pilotos. A pesar de ello, su implantación supondrá una nueva oportunidad para los profesionales.
La Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) denomina RPA’s (Remote Piloted Aircraft) a aquellas aeronaves en las que existe un piloto remoto al mando, distinguiéndolos de los denominados drones o aviones automáticos con vuelos programados, más característicos del ámbito militar.
Existe un debate acerca de las consecuencias que para los pilotos puede tener la efervescencia de este tipo de aviación. Los RPA’s deben dirigirse desde una estación de control y precisamente en el control de los parámetros del vuelo la formación y conocimientos del piloto tienen una nueva salida profesional. Por tanto, las previsiones de crecimiento en el mercado de la aviación no tripulada y su cada vez mayor demanda pueden implicar oportunidades para los profesionales.
Las aplicaciones de uso civil de estos vehículos aportarán un gran valor en diversas actividades, como facilitar la entrada en lugares de difícil acceso para el control de aduanas, la vigilancia marítima en áreas con extensas zonas de costa o la localización de incendios forestales, entre muchas otras.
En España se trabaja para aprobar un Real Decreto que regule esta actividad y en diciembre la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) concedió la matrícula EC-LYG al primer avión no tripulado de uso civil para control y prevención de incendios. Queda camino por hacer pero, aunque pueda parecernos ciencia ficción, las aplicaciones en nuestra vida diaria de esta nueva aviación se encuentran a la vuelta de la esquina.