Entre los múltiples imprevistos que pueden suceder en un aeropuerto o a bordo de una aeronave se encuentran las emergencias médicas, situaciones en las que cada segundo es importante para salvar una vida o poner en las mejores manos, las de los profesionales sanitarios, a cualquier persona que precise atención médica urgente. Hace unos días, no pudo evitarse la tragedia y una joven británica embarazada falleció antes de iniciar un vuelo en el aeropuerto de Girona, aeródromo que desde julio carece de asistencia sanitaria.
Atender adecuada y rápidamente a los pasajeros es la prioridad de los pilotos cuando esas emergencias se producen durante el vuelo, por ello, lo habitual en estas situaciones graves es que se realice un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto más adecuado o que el Comandante se desvíe de su ruta para garantizar que el pasajero pueda ser asistido en el menor tiempo posible.
Sin embargo, no siempre esa atención logra ser la más eficaz en los aeropuertos nacionales, lo cual es motivo de preocupación para los pilotos, responsables de la seguridad de los pasajeros. Precisamente, la decisión de AENA de suprimir los servicios médicos de varios aeropuertos ha sido duramente criticada por diversos colectivos y debatida en el Senado. Según la información recogida en la Publicación de Información Aeronáutica (AIP) de AENA, la gran mayoría de los aeropuertos de nuestro país no cuenta con instalaciones médicas o dispone únicamente de atención de primeros auxilios, mientras que tan sólo siete aeropuertos civiles poseen ambulancias propias para el traslado de pacientes en situaciones de emergencia.
Además, cuando el Comandante debe decidir dónde aterrizar en estos casos, no posee de manera accesible la información sobre los servicios médicos de cada aeropuerto y en cabina no puede consultar la AIP. En situaciones críticas, en las que cada segundo es importante, tomar un destino u otro y disponer o no de asistencia médica inmediata es una decisión vital. Los pasajeros deben contar con las máximas garantías para ser atendidos de manera inmediata y el piloto debe disponer de la información que necesita para contribuir a ello. Aprender de situaciones graves puede ayudarnos a prevenirlas en el futuro.