El sector aéreo es sensible a cualquier cambio de carácter político o económico, casi siempre relacionados. En 2017 la aviación estará pendiente, entre otros, de los nuevos escenarios que se deriven del Brexit y del cambio de rumbo en las políticas económicas de Estados Unidos.
Sin duda, el efecto Trump ya se ha dejado notar en muchos ámbitos, incluido el sector aéreo. Apenas dos semanas después de llegar al poder, Donald Trump anunciaba un veto migratorio, suspendido temporalmente por la Justicia, pero que ha tenido importantes consecuencias en el sector y mantiene alerta a las aerolíneas de todo el mundo. ¿Cómo y a quién ha afectado?
- Obviamente a los pasajeros de los siete países incluidos en el veto. La medida sembró el caos en aeropuertos con detenciones de ciudadanos de Irán, Irak, Libia, Siria, Somalia, Yemen y Sudán, así como manifestaciones de protesta.
- La precipitación con la que se adoptó la medida provocó que compañías aéreas con tripulaciones formadas por nacionales de los países vetados tuvieran que modificar sus programaciones para no verse afectados. Además, tuvieron que improvisar soluciones para atender a los pasajeros con billetes adquiridos a los que se impedía volar.
- Aerolíneas de todo el mundo, a través de IATA, criticaron la medida y la forma en la que se ejecutó. Su director general, Alexandre de Juniac, calificó la medida de “preocupante”. Manifestó además que “la paz duradera, la prosperidad o la seguridad nunca se han alcanzado a través de la provocación, la exclusión y la división” y señaló que “el papel que juega la aviación para conectar personas nunca antes ha sido más necesario”.
Las propuestas de Donald Trump para el sector aéreo
¿Se ha manifestado Trump acerca del sector aéreo? Pues sí, lo ha hecho. Fue el pasado 9 de febrero en una reunión con las aerolíneas estadounidenses. En su discurso Trump ensalzó el trabajo de las compañías aéreas transportando aproximadamente dos millones de personas cada día, a pesar del “mal equipamiento de los aeropuertos” y de una regulación que es un “desastre”. Además de críticas, el presidente de Estados Unidos ha lanzado algunas de sus propuestas:
- Ha manifestado su intención de reducir la carga fiscal para las empresas, una medida de la que las aerolíneas estadounidenses podrían beneficiarse.
- Ha señalado que quiere reformar el sistema de control de tráfico aéreo de Estados Unidos al que ha calificado de “obsoleto”.
- Ha apuntado también la posibilidad de que el nuevo responsable de la Federal Aviation Administration (FAA), la autoridad aeronáutica estadounidense, sea un piloto.
Aunque aún no ha adoptado ninguna medida concreta, su política de reducción de “molestas regulaciones” afecta ya a la actividad de la FAA, uno de los referentes a nivel mundial en materia de seguridad. Trump ordenó restringir o posponer durante 60 días las regulaciones en diferentes sectores hasta su revisión por el nuevo gobierno, lo que afecta a las directivas de seguridad que emite este organismo.
“Buy American, hire American” . En su línea proteccionista, en los últimos días Trump ha pronunciado esta declaración de intenciones en una visita a la planta de Boeing en Carolina del Sur apostando por “productos hechos por nuestros trabajadores en nuestras factorías”. El famoso “America first” que Trump utilizó durante la campaña electoral, tiene su continuidad en el discurso del ya presidente de Estados Unidos a todos los niveles, incluido el potente sector aéreo.