Hace exactamente un año se produjeron en el aeropuerto de Valencia cuatro declaraciones de emergencia de vuelos desviados desde Madrid-Barajas por condiciones meteorológicas adversas, tres de ellos de la compañía Ryanair y uno de LAN.
A pesar de la gravedad de los hechos y de la alarma que se generó, un año después de aquellos incidentes seguimos sin conocer qué pasó, cómo se gestionó el suceso y, lo más importante, qué medidas se han tomado para que no vuelva a ocurrir. El informe provisional de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) indica que “se ha decidido no realizar un informe individual” remitiendo a un incidente de “similares características” de una emergencia por bajo nivel de combustible en ese mismo aeropuerto en 2010. Decisión que resulta sorprendente y escandalosa. No dar la oportunidad a los investigadores de analizar de manera sistémica estos sucesos y emitir las recomendaciones necesarias para evitar situaciones similares supone dañar uno de los pilares fundamentales de la seguridad aérea. Una falta de transparencia especialmente preocupante cuando hablamos de un asunto relacionado con la seguridad de los pasajeros.
El rigor y la transparencia son valores esenciales en la labor de investigación de los sucesos que afectan a la seguridad aérea. La experiencia nos dice que para cumplir con su función preventiva, sólo son efectivas las investigaciones en profundidad, sin presiones ni especulaciones preestablecidas. Las investigaciones cosméticas y superficiales sólo sirven para cubrir el expediente.
La situación que se vivió en el Aeropuerto de Manises hace un año fue grave. Diversos elementos del sistema aeronáutico fallaron. La polémica que se generó fue avivada por declaraciones de las partes involucradas. El propio presidente de Ryanair, Michael O’Leary, compareció junto a su jefe de pilotos para justificar la legalidad de su política de combustible en sendas ocasiones. El Ministerio de Fomento respondió de forma contundente anunciando un endurecimiento de sanciones “si se constata que alguna compañía pone en riesgo la seguridad”.
La CIAIAC debe investigar lo que pasó en Valencia. En este momento estamos expuestos a que se produzca un suceso similar, porque la situación operacional no ha cambiado. Aprender de las tragedias es demasiado duro y doloroso. Aprendamos de la investigación y el análisis y actuemos de forma preventiva.