El pasado sábado conocíamos la noticia del fallecimiento de un piloto en un accidente de helicóptero mientras se encontraba trabajando en las labores de extinción del incendio forestal de Almansa (Albacete). Una noticia dolorosa para toda la comunidad aeronáutica, especialmente para sus compañeros.

El Consejo de Ministros aprobó hace unos días una normativa que regulará aspectos básicos de la actividad de los profesionales de trabajos aéreos con el objetivo de lograr una barrera de seguridad efectiva, una demanda que los pilotos llevan años reclamando ante la elevada siniestralidad y la impotencia de perder a sus compañeros. Desde el comienzo de la redacción de ese Real Decreto han pasado tres años y la normativa no se hará efectiva hasta junio de 2015, una espera para muchos incomprensible ante noticias como la de este sábado.

Detrás de cada accidente hay un drama personal y familiar pero también profesional y social. Son demasiados los fallecidos en el sector de los trabajos aéreos. Los números pesan como una losa para todos los que, cada día y con enorme profesionalidad, continúan subiéndose a una aeronave para apagar un incendio o realizar un rescate en montaña o en alta mar, labores imprescindibles para los ciudadanos. Según las cifras procedentes de los informes de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) en la última década han fallecido 70 personas en accidentes de trabajos aéreos y 48 han resultado heridas.

Las cifras de siniestralidad en el sector de los trabajos aéreos en nuestro país en los últimos años son alarmantes e inadmisibles. A la espera de conocer los detalles de la normativa aprobada, confiamos en que suponga una garantía de seguridad para estos profesionales. Nuestro recuerdo para el piloto fallecido en Almansa y para su familia. También para todos los pilotos que durante estos años han perdido a sus compañeros mientras ejercían una profesión imprescindible para nuestra sociedad.

Siniestralidad en la última década en el sector de trabajos aéreos